sábado, 18 de febrero de 2012

ENCUENTRO EN CUARTA DIMENSIÓN
(de Caballo de aquel samurai)

A Rayita

Anoche cuando volvía a la ciudad, en una estación del viento me encontré con un ángel canino; en vida fue ella y partió en plenitud de infancia.

Tenía el  color de las mañanas en la luna y un rayo creciente alumbraba su frente.

El ángel mordía mis zapatos, recientemente abonados por el vapor de las olas de la tierra.  Después lamía una pulga luminosa y saltarina, en la ola de su vientre.

Con las alas abiertas se suspendía en la brisa, que dibujaba su mirada de niña en el lienzo traslúcido de la luna creciente.

El olor del sereno crecía y la pulga saltaba a mi mano en vigilia.  

Hilos de brizna envolvían nuestros cuerpos, y yo dejaba la luz saltarina, en la gota más niña.

Mientras la pulga viajaba en su líquido vuelo, el ángel me abrazaba, inhalando mi vida y exhalando su alma.

Con el  silbido profundo del tren sin cuerpo que se acercaba, nos fuimos desintegrando y al mismo tiempo integrando a la nota Siii, rumbo al tímpano de Dios… en donde anida el siiilencio…

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